The Luhrmann-Fitzgerald connection


Después de una eternísima sequía de actualizaciones, por fin mi trabajo y mis estudios me permiten tener algo de tiempo que dedicar de nuevo al séptimo arte. Así, presionada por una añoranza extrema, este fin de semana me he atiborrado de cuatro peliculitas, una de ellas en la gran pantalla.

Mi primera experiencia cinematográfica se ha centrado en aquellas obras cuya visión pospones durante meses por razones varias, y nunca parece el momento de verlas. Ya sabéis a que me refiero; aquellas demasiado ñoñas para verlas acompañada, recomendadas por algún amigo, o simplemente con un tráiler poco convincente pero aun así algo apetecible.

La tarde-noche aconteció como si estuviera subida en una montaña rusa de sensaciones. Mientras una siempre guapísima Natalie Portman me enternecía en “The other woman”, el previsibilísisisimo guion de “The last song” me entretenía haciéndome contar clichés cinematográficos (sí, fueron más de 8). Como término medio “Love happens” me vendió una historia con potencial y bastante interesante, aunque me decepcionó con un final barato y bastante comercial.

         LO MEJOR: Nada                  LO MEJOR: Su propuesta    LO MEJOR: Portman y su
         LO PEOR: Su previsibilidad   LO PEOR: La escena del     personaje
         y el uso de demasiados         abrazo                              LO PEOR: A veces cae
         clichés                                                                         en el drama  fácil
                                                                                         


Sin bastarme con esto, hoy me he desplazado a mi cine más cercano con mi nueva amiga cine-adicta a ver “The great Gatsby”, dirigida por Baz LuhrmannAntes de nada he de decir que, aunque el libro en el que se basa el largometraje está en mi lista de futuras lecturas, nunca he sabido la historia de este clásico de la literatura de F. Scott Fitzgerald. Tampoco he visto nunca la obra cinematográfica anterior. Por lo tanto, aparte del tráiler, que revela más bien poco y apela meramente al impacto visual del espectador, no conocía nada de ese tal Gatsby y cuál era su fascinante relato.

Tras 143 minutos, resulta que las malas críticas que leí han constituido la guinda de una deliciosa experiencia visual. Con mis expectativas por los suelos, me encontré sorprendida con una buena película.
“The great Gatsby” no sólo cuenta una historia deliciosa (lo cual, por cierto, es meritorio del libro y no tanto del film), sino que además se vale para ello de un montaje fresco,  bastante original, dinámico y fiel a cada detalle.

De la historia, me quedo con la interesante psicología de los personajes, cada cual más complejo y fascinante, y quizás también con el dinamismo de los viajes presente-pasado, llenos de una fluidez fugaz y difícil de explicar. El motor que mueve la vida de Gatsby es simplemente brillante.














Del montaje, con las metáforas visuales, no muy pesantes, las escenas de fiesta, una mezcolanza entre video-clip y largometraje que no se hace aburrida, la selección de primeros planos, estratégicamente posicionados y una banda sonora tan transgresora como acertada. 
El toque final, cuando Maguire retoca la novela, se presenta como una verdadera culminación épica.
Quizás una de las cosas que más me ha llamado la atención, y me pregunto si es algo sacado de la novela (os lo diré en cuanto la lea. Creo que no hace falta que mencione que el libro ha subido a lo más alto de mi lista de futuras lecturas), es la maestría con la que exageran los momentos más idealizados. Me explico, durante algunas de las escenas del film, se produce una exacerbación descontrolada, realizada a propósito para caricaturizar el momento que los personajes están viviendo con tanta intensidad. De esta manera, el espectador mira a través de los ojos de algunos de los personajes, contemplando una visión bañada con el mismo tinte de locura, embriaguez,  o quizás encantamiento que se produce en sus agitadas mentes.
Un ejemplo claro es la primera vez que aparece el personaje de Gatsby. 




La escena de la que acabo de hablar


Poster de la película                       Ejemplo de los primeros planos



Batidora de problemas reales y ficticios, deliciosamente excéntrica y, sobre todo, entretenida.
No dejéis de verla.


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