Editado por Linda Sunshine





Su libro de mesita de noche: “Woody Allen en imágenes y palabras”, editado por Linda Sunshine. “Bonito apellido para la filosofía del cineasta” solía pensar con ironía cada vez que leía el nombre de la editora.

De su adoración obsesiva por este ejemplar podrían compartir culpa la brillantez del genio, el minimalismo de la encuadernación y que esta había sido una herencia de una persona muy querida y admirada.

Así, Javier había quitado de su mesita todo artículo que pudiera molestar a tan preciado tesoro. Su despertador, en el suelo, la lámpara, en la balda de encima de la cama. Había renunciado a la sed de madrugada dejando de llevar un vaso de agua a su cuarto. Sus objetos personales y pequeños complementos habituales  adornaban todas las noches, con un orden meticuloso aunque algo caótico, toda la superficie del escritorio de su despacho.

La cama, lugar de lectura de su libro. La cama, lugar para soñar con cosas relacionadas con su libro.

De esta forma vivía ( me refiero a la vida nocturna por supuesto) nuestro Javier, leyendo cada noche uno sólo de los pasajes o recortes de “Woody Allen en imágenes y palabras”, editado por Linda Sunshine. Si tenía ganas de leer más, súbitamente se reprimía, consciente de que algún día acabaría la composición, e intentando prolongar en el tiempo aquel momento tan apocalíptico que supondría el haberla leído tantas veces que resultara ya aburrida.

Cuando estaba acompañado en el lecho, no sólo leía el libro. Lo leía, lo comentaba, y, si había humor, ocurrían también otras cosas, quizás no tan relacionadas con el libro.

La cama, lugar de lectura y otras actividades nocturnas.

Su libro era, como ven, algo maravilloso para Javier, ocupando un puesto bastante elevado en su escala de prioridades. Desde luego, un puesto bastante más alto de aquel de todas estas compañeras de cama, que constituían tan solo una procesión insulsa, no demasiado excitante. Chicas, más bien oídos que escuchasen, o al menos fingiesen escuchar, las opiniones de él sobre alguna página leída con anterioridad. No les daba tiempo a que el libro les aburriera, sino que el libro y Javier solían aburrirse antes de ellas. Luego se buscaba sustituta. Tampoco con mucho afán.

Javier. Javier ya tiene todo lo que necesita.
Tiene una cama.
Una cama para leer, comentar, dormir, soñar y, de vez en cuando hacer el amor.
Una cama bien grande y bonita, al lado de una mesita de noche de madera color marrón oscuro.
Bien al ladito de su edición de “Woody Allen en imágenes y palabras”, editado por Linda Sunshine.
Mira tú por dónde, vaya ironía de apellido.



Comentarios