Relato en construcción (II)

Cuando mi abuelo era un niño, era la guerra. Cuando mi abuelo era un niño, no era realmente un niño. Cuán distintos eran los niños como mi abuelo de aquellos que he conocido mientras correteaba por las aulas del pabellón de mi colegio.  

Esbozando un raudo, pero certero resumen, he de decir que pocos chiquillos han tenido nunca la inquietud por el saber que Miguel Calzada profesaba desde muy tierna edad. El colegio, sin embargo, se presentaba como un privilegio en la España de 1936, y la jornada estudiantil se sacrificaban en pro de hacer algo de dinero para mantener a la familia.

Mi abuelo, con pocos años, no iba al colegio. Mi abuelo, con pocos años, criaba vacas.


Cuánto distan de los míos los recreos de todos los Migueles Calzada, sus infancias anheladas en una anciana y sabia edad. Anciana pero dichosa, sabia, aunque aún inquieta.




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